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Mostrando entradas de octubre, 2009

El guajojo

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EL GUAJOJO Erase que se era una joven india tan bella como graciosa, hija del cacique de cierta tribu que moraba en un claro de la selva. Amaba y era amada de un mozo de la misma tribu, apuesto y valiente, pero acaso más tierno de corazón de lo que cumple a un guerrero. Al enterarse de aquellos amores el viejo cacique, que era a la vez consumado hechicero, no hallando al mozo merecedor de su hija, resolvió acabar con el romance del modo más fácil y expedito. Llamó al amante y valido de sus artes mágicas le condujo a la espesura, en donde le dio alevosa muerte. Tras de experimentar la prolongada ausencia del amado, la indiecita cayó en las sospechas y fue en su búsqueda selva adentro. Al volver a casa con la dolorosa evidencia, increpo al padre entre sollozo y sollozo, amenazándole con dar aviso a la gente del crimen cometido. El viejo hechicero la transformo al instante en ave nocturna, para que nadie supiera lo ocurrido. Pero la voz de la infortunada paso a la garganta del ave y a tra

el carreton de la otra vida

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EL CARRETON DE LA OTRA VIDA En las noches cerradas y sobre todo en la de “sur y chilchi”, se dejaba oír de pronto en lo soledoso de la campiña un agudo chirriar de ejes y un fuerte restallar de látigo, que hacían crispar los nervios de las buenas gentes y entrar en natural espanto. Mayores eran la turbación y el temor cuando tales ruidos eran percibidos en campo raso y el cuitado descabezaba un sueño en la pascana, junto a su jato carretero y sus bueyes. Rechino y trallazo se escuchaban entonces con más fuerza y como si el ente y el artefacto que los producían caminasen por cerca y estuvieran a punto de pasar por delante de la pascana. Alguna vez se alcanzaron a percibir las voces del lúgubre carretero que instaba a las yuntas, y era su tono gangoso, aflautado, hipante, como no es capaz de modular ninguna garganta humana. Si al rasgar el cielo un relámpago el campo se iluminaba súbitamente y el cuitado viajero tenía tiempo y valor para echar un vistazo, la figura del carretón fantasma

el mojon con cara

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EL MOJON CON CARA Hasta medianos del siglo XVIII la calle hoy denominada republiquetas era de las mas apartadas y menos concurridas de vecindario que había en esta ciudad. Las viviendas edificadas sobre ambas aceras no seguía unas tras otras sino con la breve separación de solares vacios separadas de la vía publica por cercos de cuchi o follaje de lavaplatos. Hacia a la primera cuadra con frente a la acera norte de dicha vivía por aquella época una moza en el flor de la edad bonita y graciosa y llena de todo atractivo. Su madre la mimaba y cuidaba más que a la niña de sus ojos, reservándola en mente para quien la mereciera por el lado de los bienes de fortuna, la buena posición y la edad del sereno juicio. Pero sucedió que la niña puso los ojos y luego el corazón en un mozo que, aparte la buena estampa y los desenvueltos además, nada mas tenia a la vista, cuando la celosa mama se hubo dado cuenta de que el fulano rondaba a su joven viviente, redoblo la vigilancia sobre esta al extrem